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Fhran
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Me llegó ésto de parte de los docentes que participan del Taller sobre Autonomía Universitaria. Se trata de una producción colectiva en la que participaron alrededor de 30. Me tomé el trabajo de darle un formato cómodo para leer desde el foro para compartirlo con quienes frecuentan este espacio:
APORTES PARA EL DEBATE:
Sobre el proceso de acreditación de carreras de grado.
Taller sobre Autonomía Universitaria, FIUBA.
Noviembre / Diciembre 2008.
El taller sobre autonomía universitaria es un lugar en el que docentes de la Facultad de Ingeniería nos encontramos a construir un espacio colectivo de debate. Un espacio donde podamos repensar desde distintas experiencias e identidades un rasgo de la Universidad que nos parece esencial: su autonomía. Un espacio donde podamos revitalizar el pensamiento y rescatarlo de la devaluación a que lo han sometido los pregoneros de la técnica y la gestión que solamente han conseguido degradar la institución universitaria.
Los docentes que nos encontramos en el taller comenzamos a transitar este camino de autoreflexión en una coyuntura particular. No se trata de una casualidad. Decidimos hacerlo condicionados por una urgencia que no compartimos pero que nos presiona desde hace meses: la urgencia de las autoridades políticas de la Facultad por hacer realidad el ingreso de la misma al sistema de acreditación de carreras de grado de la CONEAU.
Del mismo modo que valoramos la autorreflexión como fundamento de la autonomía universitaria también valoramos la autoevaluación en cuanto instrumento de apreciación de nuestro quehacer. Pero esto no equivale a asumir como propio un sistema de evaluación externa que se presenta como un discurso vertical, desde arriba hacia abajo, pero que insiste en pasar por democrático. Por lo tanto, la cuestión que se nos plantea no es, ponernos en contra de una (auto) evaluación, a fin de cuentas necesaria, sino resistir a los métodos coercitivos con los que hoy se pretende realizarla.
La decisión de hacer públicas nuestras opiniones y reflexiones obedece a la dinámica propia del taller. Las presentamos como una forma de resistir el silencio y decir nuestras palabras. Las presentamos para dejar testimonio de lo que pensamos y seguir transitando el camino de autorreflexión que nos propusimos. No pretendemos construir consensos artificiales ni arrogarnos dudosas representaciones. Decimos nuestras palabras para contribuir a un debate abierto y porque pensamos que pueden ser útiles para proponer un problema, despertar una inquietud o suministrar algún indicio que ayude a comprender el sentido de lo que se está discutiendo en esta compleja Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires de la que somos parte y en la que decidimos inscribir una parte sustantiva de nuestra biografía.
Aportes
A continuación presentamos los resultados del trabajo de nuestro taller referidos al proceso de acreditación de carreras de grado. Se trata de un conjunto de reflexiones, no del todo sistematizadas, en las que se destacaron tres aspectos complementarios del mencionado proceso.
La Ley de Educación Superior (24.521) y las lecciones del Banco Mundial
La publicación del Banco Mundial (1995) La enseñanza superior. Las lecciones derivadas de la experiencia es una pieza clave para comprender el sentido general de la (contra) reforma universitaria que se viene realizando desde principios de la década del 90 y que avanza con tres imperativos como banderas: Eficiencia, Calidad, Equidad!. Las lecciones dan el marco general y las orientaciones principales de la (contra) reforma y expresa, textualmente, que éstas son:
- Fomentar la mayor diferenciación de las instituciones, incluido el desarrollo de las instituciones privadas.
- Proporcionar incentivos para que las instituciones públicas diversifiquen las fuentes de financiamiento, por ejemplo, la participación de los estudiantes en los gastos y la estrecha vinculación entre el financiamiento fiscal y los resultados.
- Redefinir la función del gobierno en la enseñanza superior.
- Adoptar políticas que estén destinadas a otorgar prioridad a los objetivos de calidad y equidad.
Libro de cabecera de los funcionarios de la Secretaría de Políticas Universitarias y de los “organismos descentralizados” encargados de la evaluación externa y la acreditación de carreras de grado creados por la Ley de Educación Superior (24.521), Las lecciones... son la fuente de inspiración y el cemento que unifica y da coherencia a los distintos sectores y agrupamientos políticos que desde el interior de las universidades nacionales promueven un formato de autonomía universitaria restringida. Una forma de la autonomía concebida desde una matriz de pensamiento cuya tesis fundamental puede enunciarse de la siguiente manera: los organismos sociales más eficientes para el logro de sus objetivos son los que incorporan los mecanismos de mercado y están sometidos a la competencia.
El proceso de acreditación de carreras de grado y su relación con la Autonomía Universitaria.
Debido a que la autonomía universitaria no es un hecho incondicionalmente necesario, los legisladores constituyentes de la Nación Argentina, en representación del poder soberano del pueblo argentino, fueron explícitos respecto a este asunto: la autonomía de las universidades nacionales forma parte de la Constitución Nacional (Artículo 75, numeral 19) y lo mismo ocurre con el principio de gratuidad de la educación pública estatal.
Porque la autonomía universitaria no es un hecho incondicionalmente necesario, la Ley de Educación Superior (24.521) sancionada en 1995 creó la CONEAU con el objeto de suprimirla. La CONEAU está integrada por doce miembros designados por el Poder Ejecutivo Nacional (Artículo 47) y acredita carreras de grado conforme a los estándares que establezca el Ministerio de Cultura y Educación (Artículo 46, inciso b). En otras palabras, la CONEAU es una herramienta del Poder Ejecutivo Nacional para intervenir las universidades nacionales.
Elaborada a espaldas de la comunidad universitaria y en contra de la tradición universitaria del pueblo argentino (autonomía y gratuidad), la Ley 24.521 fue resistida en el ámbito de las manifestaciones callejeras como en el de la justicia, donde se presentaron numerosos recursos de amparo. El Juez Federal Ernesto Marinelli declaró la inconstitucionalidad de Artículo 29, que determina los alcances de la autonomía universitaria; de los Artículos 42 y 43, referidos a los contenidos de los planes de estudio; del Artículo 46 sobre el establecimiento del Ministerio de Cultura y Educación como acreditador de carreras de grado; y del Artículo 50 referido al régimen de admisión, permanencia y promoción de los estudiantes en cada facultad.
La acreditación de carreras de grado por la CONEAU es la forma concreta que adopta la intervención del Poder Ejecutivo en las universidades nacionales. Se trata de una forma de intervención mucho más sutil y más sofisticada que las conocidas históricamente por la comunidad de la Universidad de Buenos Aires. Esta vez, el Poder Ejecutivo Nacional no interviene sobre la forma de gobierno que se da la universidad, interviene en la estructura misma de la universidad: interviene directamente sobre los planes de estudio. Al controlar los planes de estudio, vía acreditación de carreras de grado, el Poder Ejecutivo Nacional interviene sobre la totalidad de la vida universitaria y redefine la función de las autoridades universitarias.
La autonomía universitaria no es un hecho incondicionalmente necesario. Su mantenimiento depende de innumerables decisiones que van siendo tomadas. ¿Queremos la autonomía de la Universidad de Buenos Aires o no la queremos? ¿Debe seguir existiendo la autonomía de nuestra Universidad o debemos dejarla correr hacia un rápido final? ¿Qué exige de nosotros, sus docentes, esta reivindicación de autonomía?
Las actuales autoridades políticas de la FIUBA consideran de “interés primario” realizar el proceso de acreditación de las carreras de ingeniería por la CONEAU. ¿La acreditación periódica no es acaso una forma de intervención directa del Poder Ejecutivo Nacional en las decisiones principales que hoy le competen exclusivamente a la Facultad de Ingeniería y a la Universidad de Buenos Aires? ¿Si se le concede a la CONEAU el poder de acreditar las carreras de ingeniería de la Universidad de Buenos Aires, qué atributos de la autonomía universitaria se mantienen?
El proceso de acreditación de carreras de grado y su relación con el control técnico y el disciplinamiento político de la comunidad universitaria
Las actuales autoridades políticas de la FIUBA nos están presionando para que transitemos un camino que no compartimos mediante el argumento de la obediencia debida: debemos cumplir la Ley 24.521. Nosotros tenemos el derecho y la obligación de preguntar ¿Por qué motivo estamos obligados a cumplir con los artículos declarados inconstitucionales de dicha Ley? La respuesta es porque es de “interés primario” para el Consejo Directivo. Los intereses primarios de las actuales autoridades políticas de la FIUBA se imponen por sobre la comunidad de estudiantes, docentes y no docentes de la facultad porque debe cumplirse la Ley 24.521. En vista de que la Universidad de Buenos Aires está amparada por el fallo del Juez Marinelli, se puede inferir que los intereses primarios de las autoridades políticas de la facultad se impondrán en acuerdo con el Poder Ejecutivo Nacional a través de la CONEAU.
Desde esta perspectiva, el proceso de acreditación de carreras de grado tiene como objetivo disciplinar políticamente a todos los departamentos y docentes de la facultad. Con el argumento de que deben cumplimentarse las exigencias de acreditación de la CONEAU se van a imponer todas las modificaciones en las carreras de grado que sean considerados de “interés primario” por la mayoría de los actuales Consejeros Directivos pertenecientes a los claustros de Profesores y Graduados. En este sentido, la experiencia de la Universidad Nacional de Córdoba es altamente significativa porque se trata de un ejemplo empíricamente verificable: utilizando el proceso de acreditación de carreras de grado, el Consejo Directivo de la Facultad de Medicina impuso restricciones al ingreso estudiantil en todas sus carreras más allá del acuerdo o no que pudiera existir en el resto de esa Universidad.
El proceso de acreditación de carreras de grado, vía CONEAU, es un mecanismo de control técnico y disciplinamiento político cuya eficacia está garantizada porque la CONEAU puede “recomendar” que se suspenda la inscripción de alumnos a las carreras de grado que no obtuvieren acreditación por no reunir los requisitos y estándares establecidos por el Ministerio de Cultura y Educación (Ley 24.521, Artículo 76).
Si en el libro azul del CONFEDI, base de los lineamientos de CONEAU para las ingenierías, se habla de “contenidos mínimos” y se pide su estandarización y en la Secretaría de Políticas Universitarias se interpreta que “mínimo” igual a “máximo”, ¿qué significado adoptan esos “contenidos mínimos” en las carreras universitarias que los superan ampliamente? ¿Significa que se considera que estamos desarrollando contenidos “superfluos y decorativos”? ¿Qué va a pasar con la formación de ingenieros que hasta ahora estaban en condiciones de comenzar una carrera ligada a la investigación o de desarrollo de tecnología si se restringe su formación? ¿Si formar miles de jóvenes en el conocimiento de la ciencia y la tecnología se concibe del mismo modo que producir planchas con las normas ISO, qué quedará de la tradición académica que hace posible que la Universidad de Buenos Aires sea la única Universidad argentina que aparece en los llamados “rankings” internacionales?
Se nos dice que el proceso de estandarización de contenidos facilitaría el intercambio académico entre Universidades, sin embargo no se plantean algunas cuestiones relacionadas con el sentido de ese proceso: por ejemplo su relación con el proceso de mercantilización de la Educación Superior impulsado a nivel mundial por la Organización Mundial de Comercio y la creación de agencias internacionales para acreditación. Desde esta perspectiva, la estandarización puede verse como una herramienta orientada a garantizar la creación de un “producto” adecuado al intercambio mercantil y a los vaivenes del mercado mundial. Al uniformizar la educación universitaria se estarían destruyendo las particularidades de cada Universidad y redefiniendo su significación histórica y social en el cuadro de la vida Nacional.
El proceso de acreditación de carreras de grado y su relación con el control presupuestario
La Ley de Educación Superior y la CONEAU son expresiones históricas de la ofensiva neoliberal contra los derechos sociales y en favor de los derechos de propiedad individual. En nuestro país esta ofensiva perdió intensidad como producto de las resistencias populares y está claro que carece de consenso desde los acontecimientos que pusieron fin a la convertibilidad.
Desde la perspectiva de los ideólogos del neoliberalismo y de los responsables políticos de materializar ese proyecto de sociedad, la educación superior es concebida como un bien que por su costo está destinado exclusivamente a una élite económica e intelectual sobresaliente. Una de las herramientas imprescindibles para realizar ese objetivo es el arancelamiento de la educación pública superior recomendado por el Banco Mundial a mediados de los 90.
Solamente considerando esta posibilidad de arancelamiento se entienden los mecanismos legales que fueron creados para que una Facultad, que es una dependencia sin personería jurídica propia, estuviese legalmente habilitada a diseñar su propio sistema de ingreso, aún en disidencia con el Consejo Superior de la universidad de pertenencia. Esto solamente es factible si se habilitan vías de financiamiento gubernamental capaces de soslayar la eventual voluntad adversa del resto de la comunidad universitaria. Esos fondos públicos, muchas veces discrecionalmente manejados, se concibieron como el impulso inicial para la generación de recursos directos, que consolidaran el modelo de gestión, subordinando la orientación general de recursos humanos, así como los programas de investigación y desarrollo, para satisfacer circunstanciales necesidades de mercado, con escasa prospectiva, sin objetivos sociales ni económicos de largo aliento que pudiesen constituir una política de estado inclusiva y sustentable.
Luego de una larga tradición de abandono y desidia oficial, ni los edificios, ni el equipamiento, ni la capacitación y la dedicación docente, ni sus salarios servían para emprender un proyecto educativo de élite. Tampoco desde la óptica neoliberal se proyectaba una masiva inyección de fondos públicos para compensar estas carencias acumuladas a lo largo de más de cuatro décadas. La vida de ese proyecto depende entonces de la diversificación de las fuentes de financiamiento entre las que se encuentra el arancelamiento y las consecuentes restricciones de matrícula.
Al desaparecer las condiciones políticas que habilitaban el arancelamiento de los estudios universitarios de grado (en las universidades públicas estatales) ya no podrá restringirse el ingreso universitario a élites privilegiadas.
La Ley de Educación Superior, sus organismos de evaluación y acreditación, sus criterios y procedimientos, los funcionarios y los asesores contratados forman parte de un proyecto y una estructura históricamente perimida, cuyos objetivos fundacionales fueron vaciados de facto y que sin embargo se resiste a desaparecer porque es un excelente instrumento político para repartir pequeñas prebendas, algunos financiamientos raquíticos que no modifican el estado de la educación superior, designaciones de amigos y contrataciones de asesores y evaluadores, pagados todos del erario público pero reclutados sin verdaderos concursos de antecedentes públicos y transparentes.
Esto explica porque se continúan sosteniendo criterios curriculares fijados de apuro en “minicumbres” minúsculas, sin someterlos a la debida discusión de toda la comunidad universitaria. Criterios estos, elegidos para satisfacer exigencias propias del organismo crediticio dispuesto a facilitar el dinero que el gobierno de turno no estaba dispuesto a invertir.
Hoy la situación política a cambiado y ya ni los objetivos, ni los fondos originales existen. Sin embargo, abandonadas las metas ideológicas originarias, la vaca sagrada burocrática sigue viva y en marcha inercial porque hay muchos mamando de sus generosas ubres.
Final abierto
Los docentes que participamos del Taller consideramos que sostener la pregunta por la autonomía universitaria, repensar sus sentidos y sus múltiples determinaciones, es una condición de posibilidad para su existencia y mantenimiento. Preguntar por la autonomía universitaria en las actuales condiciones y crear espacios donde los docentes de la FIUBA podamos elaborar y expresar nuestros diversos puntos de vista sobre esta problemática, es una tarea urgente.
No está dicha la última palabra y del mismo modo en que las autoridades políticas de FIUBA se han puesto como objetivo estratégico incorporar carreras de grado al sistema de acreditación de la CONEAU y lo están tratando de realizar en el menor plazo posible, el movimiento estudiantil organizado y una parte del cuerpo docente han expresado de diversas formas su disconformidad y rechazo frente a un proyecto de Universidad que no comparten, porque fue construido a sus espaldas y en contra de lo mejor que produce la Universidad de Buenos Aires: la formación cultural de cientos de miles de jóvenes.
Más allá de que en este caso estoy simplemente retransmitiendo lo que me llegó, quiero dejar en claro mi completo apoyo y aplaudo la existencia de este Taller.
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El horóscopo del ingeniero es un poco más amplio. Se compone de Amor, Dinero, Salud, Simetría y Linealidad Causa-Efecto.
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lemonete
Nivel 8
Registrado: 31 May 2007
Mensajes: 662
Carrera: Química
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| Acabo de encontrar este artículo buscando el famoso libro azul. Lo revivo en pos de que sea aprovechado por la naciente comisión de LES y CoNEAU
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martin.
Nivel 8
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